Retiro abierto de Semana Santa
La Pascua de Jesús y de Brochero
Durante la Semana Santa
estaré dando un retiro abierto en la Casa de Ejercicios Espirituales de Villa
Cura Brochero. Éste es el material que voy a utilizar. Lo publico en caso de
que a alguien le pudiera servir.
¡Felices
Pascuas!
Oración. Al comenzar el Triduo Pascual te pedimos,
Señor, la gracia de poder acompañarte en tu Pasión y Muerte para poder
resucitar con vos. Esta Pascua la queremos vivir en compañía y con la ayuda de
tu amigo, el P. Brochero. Que María, tu Madre Purísima, nos enseñe a guardar y
a vivir tu Palabra que es luz y vida. Amén.
Jueves Santo
Orando con Jesús
y con Brochero
A rezar se aprende y Jesús
es nuestro Maestro
Un
día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus
discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar.” (Lc 11, 1)
Rezamos en lo secreto y en
la presencia de Dios
“Tú,
en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu
Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.” (Mt 6, 6)
Con confianza
“…
el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de
que se lo pidan.” (Mt 6, 8)
“…el
mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como
es debido; pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el
que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión
en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.” (Rom 8, 26-27)
No rezamos solos
“También
les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi
Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres
reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos.” (Mt 18, 19-20)
Todos
ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas
mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (Hech 1,14)
Rezamos como podemos
“No dejo ni dejaré aquellas cortitas oraciones que he hecho a Dios, a fin de que nos veamos juntos en el grupo de los Apóstoles de la Metrópolis celestial.” (Carta al Obispo de Santiago del Estero)
“No dejo ni dejaré aquellas cortitas oraciones que he hecho a Dios, a fin de que nos veamos juntos en el grupo de los Apóstoles de la Metrópolis celestial.” (Carta al Obispo de Santiago del Estero)
Sirviendo con
Jesús y Brochero
Evangelio según
San Juan
(Jn 13, 1-5)
Antes
de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de
este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo,
los amó hasta el fin. Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a
Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo, sabiendo Jesús que
el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a
Dios, se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a
la cintura. Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los
discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
“Yo
bien comprendo que la carrera eclesiástica se toma para trabajar en bien de los
prójimos hasta lo último de la vida, batallando con los enemigos del alma, como
los leones que pelean echados cuando parados no pueden hacer la defensa.”
(Carta del P. Brochero al Obispo Toro)
Brochero
supo salir de la cueva del «yo-me-mi-conmigo-para mí» del egoísmo mezquino que
todos tenemos, venciéndose a sí mismo, superando con la ayuda de Dios esas
fuerzas interiores de las que el demonio se vale para encadenarnos a la
comodidad, a buscar pasarla bien en el momento, a sacarle el cuerpo al trabajo.
(Carta
del Papa Francisco con motivo de la Beatificación)
¿Me
siento llamado a salir como lo hizo el Pueblo de Israel de Egipto, cruzando el
Mar Rojo, como lo hizo Jesús saliendo del Padre y como lo hizo Brochero de su
despacho parroquial? Como Moisés, Brochero llevó a su pueblo por las Altas
Cumbres para hacer los Ejercicios Espirituales en Córdoba y así encontrarse con
el mismo Dios que libera de la esclavitud y el pecado. ¿Cuáles son mis
esclavitudes? ¿Qué me impide ir al encuentro del Dios de la libertad?
¿Hacia
quiénes, a qué lugares lugares, Dios me llama a salir? ¿Cuáles son los “enemigos del alma” que me impiden salir? ¿Qué puertas debo abrir?
¿Qué puentes debo construir?
¿A
quiénes me llama Jesús a servir? Imaginar algunas personas a las que el Señor
me invita a lavar los pies. ¿Qué les digo? ¿Qué le digo a Jesús que lava los
pies a sus discípulos? ¿A quiénes lava Jesús los pies hoy?
Petición
Señor,
en el momento culminante de tu vida quisiste darnos ejemplo de servicio,
enséñanos a servir a nuestros hermanos, especialmente a los más pobres.
Examen de la
oración
¿Cómo
me fue? ¿Qué sentimientos tuve? ¿Estuve consolado en paz, movido a al bien, a
tener más fe y esperanza? O por el contrario ¿me sentí desolado, impaciente,
angustiado, sin paz ni esperanza, con una visión negativa de lo que me ocurre?
¿Qué pensamientos acompañaron a estos sentimientos? ¿Estuve distraído? ¿Qué
tipo de distracciones tuve? ¿Algunas distracciones se repitieron?
Consignas
para el día
- Organizar el día
- Vivir en la presencia de Dios
- Leer el Evangelio
- Leer alguna vida de santos
- Participar de las ceremonias de Semana Santa
- Dedicar tiempo a la oración
Viernes Santo
Reconociendo a
Dios y reconociendo el mal
La
cruz de Jesús es la más clara evidencia del amor que Dios tiene a la humanidad
y, al mismo tiempo, de la existencia del mal. Es bueno reconocer el amor de
Dios en nuestra historia personal que se manifiesta cada día. Asimismo
deberíamos ser capaces de reconocer ese misterio del mal que está también en
nosotros. Discernir es reconocer la presencia de Dios para aceptar sus
inspiraciones y el misterio del mal en nuestra vida para rechazarlo con
decisión.
San
Ignacio de Loyola es maestro de discernimiento espiritual. Podemos pedir al
Señor que por su intercesión nos conceda esta importante gracia para poder
vivir en paz.
El examen de
conciencia
El
examen cotidiano de mi conciencia es un momento privilegiado para encontrarme
con Dios presente y que trabaja en mi vida. San Ignacio propone cinco puntos:
1.
Dar gracias a Dios por los beneficios recibidos. ¿En qué circunstancias del
día, o en quiénes he encontrado a Dios que trabaja por mí?
2.
Pedir gracia para conocer mis fallas y pecados, y gracia para rechazar todo
aquello que me aparta de Dios. ¿Qué situaciones, conversaciones, reacciones,
personas me han apartado de Dios? ¿Cómo he usado mis palabras, mis talentos,
mis recursos?
3.
Con la mirada de Dios, recorrer el día teniendo en cuenta las palabras que
escuché y que pronuncié, mis acciones y las acciones de los demás. Es bueno
detenerse en algunas palabras o acciones o encuentros con personas que me
provocaron algún sentimiento en especial. Por ejemplo de paz, alegría o por el
contrario de enojo, angustia, etc.
4.
Pedir perdón a Dios por mis faltas.
5.
Proponer enmienda con su gracia o pedir alguna gracia particular que necesito.
Termino rezando un Padre Nuestro.
Como actúa Dios, como actúa
el mal espíritu
Dios
y el tentador actúan en mí dependiendo de la situación existencial en la que me
encuentro. Por ejemplo, si deseo crecer en el seguimiento de Cristo tratando de
vivir el Evangelio, Dios me da ánimo y fuerzas, consolaciones, buenas
inspiraciones y quietud, facilitando y quitando impedimentos, para que siga obrando
bien. Mientras que es propio del mal espíritu morder, entristecer y poner
impedimentos inquietando con falsas razones, para que no pase adelante.
En
cambio, si me encuentro alejado de Dios, el tentador propone placeres aparentes
para mantenerme en mis vicios y pecados perdiendo aún más mi libertad. En esta
circunstancia, el buen espíritu me ayuda a razonar y remuerde mi conciencia,
entristeciéndome por el mal hecho a los demás y a mí mismo.
El sufrimiento
de Jesús
Petición. Señor, en ésta, tu hora más dolorosa, la
hora de las tinieblas, te pedimos poder acompañarte y acompañar a aquéllos que
más sufren. Amén.
Del profeta
Isaías
(52,14; 53, 1.3-8)
Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él,
porque estaba tan desfigurado
que su aspecto no era el de un hombre
y su apariencia no era más la de un ser humano
¿Quién creyó lo que nosotros hemos oído
y a quién se le reveló el brazo del Señor?
Despreciado,
desechado por los hombres,
abrumado
de dolores y habituado al sufrimiento,
como
alguien ante quien se aparta el rostro,
tan
despreciado, que lo tuvimos por nada.
Pero
él soportaba nuestros sufrimientos
y
cargaba con nuestras dolencias,
y
nosotros lo considerábamos golpeado,
herido
por Dios y humillado.
Él
fue traspasado por nuestras rebeldías
y
triturado por nuestras iniquidades.
El
castigo que nos da la paz recayó sobre él
y
por sus heridas fuimos sanados.
Todos
andábamos errantes como ovejas,
siguiendo
cada uno su propio camino,
y
el Señor hizo recaer sobre él
las
iniquidades de todos nosotros.
Al
ser maltratado, se humillaba
y
ni siquiera abría su boca:
como
un cordero llevado al matadero,
como
una oveja muda ante el que la esquila,
él
no abría su boca.
Fue
detenido y juzgado injustamente,
y
¿quién se preocupó de su suerte?
Porque
fue arrancado de la tierra de los vivientes
y
golpeado por las rebeldías de mi pueblo.
El sufrimiento
de Brochero
“Cuando
yo pude servir a la humanidad me conservó íntegro y robustos mis sentidos y
potencias; hoy que ya no puedo me ha inutilizado uno de los sentidos del
cuerpo. En este mundo no hay gloria
cumplida, y estamos llenos de miserias.
Sin
más, salude a mis pocos amigos, que supongo me han quedado.” (Carta a Romualdo
Recalde)
“Pero
es un grandísimo favor que me ha hecho Dios Nuestro Señor en desocuparme por
completo de la vida activa, y dejarme con la vida pasiva, quiero decir que Dios
me da la ocupación de buscar mi último fin y de orar por los hombres pasados,
por los presentes y por los que han de venir hasta el fin del mundo.” (Carta
del P. Brochero al Obispo Yañiz Martin)
¿En
qué personas veo hoy desfigurado el rostro de Jesús? ¿Soy capaz de tocar la
carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios? ¿Qué hago de frente
a mi sufrimiento o al sufrimiento de las personas queridas? ¿Encuentro sentido
en mis sufrimientos? ¿Sé cargar con la cruz por tener las mismas opciones y
preferencias de Jesús?
¿Qué
hecho, qué hago, qué haré por Cristo?
Examen
de la oración como explicado el Jueves santo.
Sábado Santo
En silencio con
María
Simeón,
después de bendecirlos, dijo a María, la madre: “Este niño será causa de caída
y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma
una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los
pensamientos íntimos de muchos”. (Lc 2, 34-35)
María
conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. (Lc 2, 19)
¿Sé
hacer silencio para meditar la Palabra de Dios? ¿Conservo lo que el Señor me
dice en mi corazón o su Palabra es como la semilla que cae entre las espinas de
mis preocupaciones que la sofocan?
Oración de
Brochero
“Porque
desde hoy queremos amar a tu Hijo para devolverle amor por amor. Si tú nos
ayudas Madre nuestra, no nos ha de costar el amor a tu Hijo que tanto nos
amó y es tan digno de ser amado. Si
amamos a los autores de nuestros días, a nuestros hermanos, a nuestros
parientes, a nuestros amigos y bienhechores, ¿cómo no amaremos a nuestro
Salvador divino? “
(Plática
del P. Brochero sobre la Última Cena de Jesús)
Domingo de
Pascua
En misión con
Jesús y con Brochero
Petición. Te pedimos Señor, la gracia de la alegría y
de la paz que son frutos de tu Resurrección. Que tu gozo nos comprometa a salir
en misión contigo y con el P. Brochero. Amén.
Evangelio según
San Lucas (Lc 24, 5-8.10-11)
«¿Por
qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado.
Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: “Es necesario que
el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado
y que resucite al tercer día”». Y las mujeres recordaron sus palabras.
Ellas
contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les
creyeron.
“Hoy
se acabaron las penas, se acabaron los afanes, porque ha resucitado el Salvador
triunfante y glorioso.” (Plática del P. Brochero sobre la resurrección de
Cristo)
“Creyendo
y esperando cuanto cree y espera nuestra Santa Madre Iglesia en cuya fe nací,
he vivido y protesto morir, defendiéndola y enseñándola con mi palabra y
ejemplo…” (Testamento del P. Brochero)
Esta
es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, la que nos gloriamos de profesar en
Jesucristo nuestro Señor. (Ritual del Bautismo)
¿Dónde
busco al Señor? ¿Qué palabras del Señor recuerdo? ¿Cómo vivo mi fe bautismal y
mi pertenencia a la Iglesia? ¿Me siento parte de un cuerpo vivo o de una
especie de club social?
Jesús
viene a consolar sus amigos, no los abandona. ¿Me dejo consolar por El o
prefiero llorar encerrado en mis amarguras? ¿Soy capaz de consolar, animar, dar
una palabra de aliento y esperanza?
¿Cómo seguir?
Durante
estos días hemos escuchado la palabra del Señor, hemos experimentado su vida,
su presencia de Resucitado en medio nuestro. Como las mujeres del Evangelio,
como Brochero, nos impulsa a salir el amor de Dios que nos urge.
Sería
bueno que todo esto no fuera solo un sentimiento y que se concretara en lo
cotidiano de nuestras vidas. Fijar algún programa de vida nos puede ayudar a
vivir la vocación de cristianos.
-
Establecer un tiempo para el examen cotidiano y la oración
-
Frecuencia para recibir el perdón sacramental
-
Si es posible, buscar a alguien que me acompañe espiritualmente
-
¿Cómo vivo mi fe en mi comunidad? ¿Qué tipo de servicio puedo dar?
-
¿Cómo tener presente el amor preferencial de Jesús por los más pobres?
-
¿Hay algo en especial que Dios me ha revelado con respecto a mis relaciones
familiares y laborales? ¿Hay algo que tengo que cambiar?
Dejemos
que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón
y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que nos libera de ataduras
para salir a la calle a buscar al hermano, a tocar la carne de Cristo en el que
sufre y necesita el amor de Dios. Solo así gustaremos la alegría que
experimentó el Cura Brochero, anticipo de la felicidad de la que goza ahora
como beato en el cielo. (Carta del Papa Francisco con motivo de la
Beatificación)